La reflexoterapia se basa en la interconexión existente entre los órganos internos y las extremidades (zonas reflejas). Relacionados entre sí, por medio del sistema nerviosos y los meridianos energéticos. Así, una vez detectada la alteración del organismo, se estimula, bien sea con una presión o un ligero masaje, la zona correspondiente, hasta disolver el bloqueo que causó el desequilibrio o enfermedad.
Previniendo, al activar nuestro sistema de defensas. Evitando así, en muchos casos, la aparición de la enfermedad.
Mejorando, al activarlas, todas nuestras funciones vitales.
Ayudando a encontrar equilibrio y bienestar. O a superar enfermedades ya manifestadas como, bronquitis, dolores de cabeza, estreñimiento, lumbago.
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